La vida llegada desde el espacio
( Publicado en Revista Creces, Abril 2002 )

Son varios los que piensan que las moléculas básicas que iniciaron la vida en la Tierra provenían del espacio. Otros van más allá, y piensan que microorganismos completos habrían llegado desde el espacio. Para ello debieron haber viajado como esporas, que son formas vegetativas resistentes de las bacterias. Pero otros sostienen que esto no es posible, ya que incluso en ellas las radiaciones solares ultravioleta, necesariamente las destruirían en su largo viaje por el espacio.

Con el fin de aprobar o rechazar esta hipótesis, se ha diseñado una experiencia, consistente en exponer a esporas de bacterias al efecto nocivo de radiaciones solares en el espacio. Gerda Horneck y sus colegas del Centro Aeroespacial Alemán, en Colonia, llevaron a efecto una serie de experiencias a control remoto, en que colocaron fuera del satélite ruso Foton, 50 millones de esporas del bacterio "bacillus subtilis" exponiéndolas durante 15 días. (Origens of Life and Evolution of Biosphere, vol 31, pág. 527).

Los resultados mostraron que las radiaciones UV del Sol, mataron prácticamente a todas las esporas, confirmando así que las bacterias aisladas en el espacio, no pueden sobrevivir, ni menos viajar de un planeta a otro. Lo mismo sucedió cuando las bacterias se colocaron detrás de una ventana de cuarzo.

Sin embargo queda una incógnita. ¿Si las esporas de bacterias libres en el espacio no pueden sobrevivir, podrán en cambio hacerlo si están protegidas dentro de un meteorito? Hace un año se descubrió un meteorito proveniente de Marte que al examinarlo hizo pensar que en su interior podría haber contenido esporas de bacterias, lo que se prestó a muchas discusiones que aún continúan (Vida en Marte). La mayor parte de los meteoritos demoran millones de años en el espacio, pero sin embargo, un meteorito que viniese directo de Marte a la Tierra, sólo demoraría unos pocos años.

Teniendo estos antecedentes en cuenta, Horneck y sus colaboradores prepararon micrometeoritos con partículas de arcilla, en cuyo interior mezclaron 50 millones de esporas. Trataron así de simular meteoritos marcianos. También los expusieron a las radiaciones ultravioleta del espacio. En la mayor parte de las muestras, encontraron que de los 50 millones de esporas que se habían colocado en cada micrometeorito, sobrevivieron entre 10.000 a 100.000. Pero cuando además de arcilla agregaron arena roja, sobrevivieron prácticamente todas las esporas. Estos resultados sugieren que pequeños meteoritos, hasta de un centímetro de diámetro, habrían podido transportar vida de un planeta a otro, siempre que hubieran sido capaces de completar el viaje en unos pocos años. ¡Todo es posible! pero, de lo posible a lo real, hay un espacio que necesita demostración.


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